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| El político, como cualquier persona, busca ascender. Marcelo Ebrard, por ejemplo, aspira al siguiente cargo: la Presidencia de México. De lo contrario, qué sería: ¿delegado, nuevamente pésimo jefe de policía, diputado o senador plurinominal? No tiene otro peldaño que ascender. Por tal razón, busca formas descabelladas para hacerse publicidad, pues antes debe derrotar al Peje, quien pese a su relativo silencio (“se los dije”) ha declarado su deseo de ir por segunda vez tras la Presidencia. La especialidad de Ebrard es el espectáculo. Si a su antecesor le funcionó, con mayor razón a él que tiene más ideas. De este modo padecemos policías ineficaces de toda índole: charra, acuática, bilingüe, la que anda en patineta… El Zócalo es su arma favorita, allí ha pasado todo, desde encuerados hasta plantones de AMLO, pasando por pistas de hielo. Redecoró Reforma con cabañas estilo suizo y alardea su devoción por el ciclismo. Ha llenado el Libro de los Récord Guinness con toda clase de tonterías. Honestamente, tiene mentalidad de gringo provinciano. Intenta dominar al DF, incluso pisotear a sus aliados en Puebla, Veracruz, Oaxaca y otros estados, los panistas, con una propuesta de ley que la sumisa Asamblea Legislativa aprobará para hacer lo que le venga en gana sin pasar por ningún otro poder.
Lo único que no ha intentado es ordenar a sus delegados, la mayoría de una notable ignorancia, resultado del peor estilo de hacer política y del maridaje con la corrupción. Como mis escasos lectores saben, yo padezco una delegación en manos del PRD: Tlalpan. La lista de desaguisados es tal, que la antigua corrupción priista ha quedado rebasada. Bien. El 4 de marzo pasado, Higinio Chávez tuvo comparecencia en la Asamblea Legislativa, que tan parcialmente maneja Alejandra Barrales (¿qué podía esperarse?). Si los priistas manipulaban, el PRD lo ha superado en todo. La parafernalia estaba completa: acarreados, prohibición para que los críticos de Chávez ingresaran al recinto. Una luchadora social crítica, Clara Elvia Tapia, fue arrastrada y ofendida por la vigilancia y en general procuraron que las voces de los empleados de la delegación se impusieran a las ciudadanas contra Higinio. En ese recinto, según notas periodísticas, quedó clara la incapacidad total del delegado, sus marrullerías, corruptelas y falta de preparación, tan típica del PRD. La lista de sus colaboradores ladrones es perfecta, nadie se salva, todos llegaron a hacer negocios.
Un resumen lo dio El Universal, bajo el título “Mediocre gestión en Tlalpan”: “El delegado de Tlalpan, Higinio Chávez, tuvo ayer 4 de marzo su comparecencia ante la Comisión de Administración Pública Local de la ALDF. Cobijado con sus porristas acarreados y unos cuantos banderines, no pudo evitar que vecinos inconformes con su mediocre desempeño de gobierno entraran a las instalaciones para encontrarse con un muro de empleados de la ALDF, quienes advertían que el salón de la comparecencia estaba ya totalmente ocupado, pero sólo eran empleados de la delegación. Inútiles fueron sus gritos pero deben consolarse los vecinos reprimidos ya que no se perderían de ninguna información sustancial, puesto que la comparecencia del delegado de Tlalpan, Higinio Chávez, fue tan sosa, aburrida y sin sustancia, que parecía hablar dormido y sólo despertaba de su sueño cuando arreciaban los gritos de ‘Higinio mentiroso’, ‘Higinio tramposo’, ‘Queremos entrar’ de los vecinos, quienes pudieron expresar de este modo su frustración”.
La Asamblea, que debiera ser el recinto de la ciudadanía, está vetada para ésta. Nadie entra y para eso hay policías evitando el acceso de personas que no estén invitadas por algún asambleísta. Adentro, nadie puede hablar en contra de los diputados. Olvidan que están ahí por nuestros votos y sus sueldos son pagados con nuestros impuestos y debieran defendernos. Pero no. Lo que buscan es quedar bien con el poder y no con los ciudadanos.
El diputado del PAN Rafael Calderón le hizo a Higinio Chávez las siguientes preguntas: “Es una demanda constante y exigente de los vecinos saber: ¿Cuándo y cómo se va a resolver la problemática de la gasolinería en Insurgentes y Arenal en el Restaurante Enrique? ¿Cuándo va a responder Higinio Chávez a la solicitud de informe sobre la inversión en el rubro de mercados públicos y de escuelas?”. Las respuestas fueron vagas, llenas de incongruencias y propias de alguien que poco toca los libros y menos pasó por las aulas. Higinio Chávez pudo probar la clase de funcionario que es y el tipo de partido al que pertenece, el PRD. Fue una simulación perfecta, sólo oradores propios, de encargo, la ALDF está dominada por corruptos y no sirve de contrapeso a Ebrard, no hay presencia ciudadana ni la quieren.
Días después, la secretaria del Medio Ambiente del DF, Martha Delgado, e Higinio Chávez firmaron un convenio para proteger el Bosque de Tlalpan. Asistí para conocer de cerca al delegado y su equipo. Mientras la primera habló de cómo con apoyo ciudadano el área natural protegida sería rescatada, el delegado explicó, en pésimo castellano, el bienestar que los vecinos recibimos del PRD. Carajo, quién puede creerle a tamaño demagogo, sólo quienes se benefician de su gestión que harta.
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