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lunes, 7 de diciembre de 2009

La Crónica/ Tlalpenses VS gasolinera dic4

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Ebrard quiere delegados de “alto nivel”

René Aviles Fabila | Opinión
Viernes 4 de Dic., 2009 | Hora de creación: 02:57| Ultima modificación: 02:57




Marcelo Ebrard podría cerrar la boca y decir menos tonterías. Pero su vanidad lo impide. Lo escuchamos no porque sea un hábil y juicioso político, sino porque gobierna la ciudad más grande del planeta. De sus dos maestros, Manuel Camacho y López Obrador, algo ha tomado: del primero la tortuosidad, del segundo la demagogia. Si México fuera otro, de más alto nivel intelectual, con medios más serios y profesionales, con partidos responsables, de ideología precisa, Marcelo sería descalificado. Alguien tendría que decirle que es un lamentable, pésimo político. Pero el PRD está en manos de tiranuelos que le temen, nadie se acerca y le señala sus errores. A su alrededor hay adulación y servilismo.

Ahora Marcelo, refiriéndose al caso del célebre Juanito, patético por donde se le vea, más víctima que héroe, ha dicho lo siguiente: “Creo que los candidatos que aspiran a gobernar en algún momento tienen que pasar un examen para saber si es que pueden gobernar o no.” Quiere que haya buen nivel en los delegados perredistas de la capital. De aceptar sus palabras, él mismo tendría que someterse a un test para saber si está en capacidad de aspirar a la Presidencia de la República. Los deseos ya los ha expresado, falta saber si puede gobernar a un país complejo. Supone Marcelo que sería posible conducirlo poniendo pistas de hielo y playas artificiales hasta en Veracruz, exige disfrazar al DF de ciudad alpina o neoyorquina, llenarla de vendedores ambulantes, cerrar calles a placer, tolerar marchas y plantones que nos hacen vivir un infierno diario, que basta con batir récords de Guinness cada mes: ayer un pan de muertos descomunal, hoy el árbol navideño más grande del mundo, pasado mañana canales de agua sucia en la Zona Rosa, todos los días infernales manifestaciones y plantones y algo peor, sus discursos intolerables, altaneros.

Pero ése no es el problema, el candidato presidencial de la izquierda no será Marcelo, hasta allí llegó. Volverán los ojos (again) a López Obrador. La dificultad estriba en el número de personajes corruptos e incapaces que el PRD hizo delegados en la capital. Ninguno cubriría el requisito solicitado por el jefe de gobierno. ¿O él ve a Clara Brugada, vulgar, ruidosa, ignorante, fascinada por el poder, golpeadora, como un ejemplo de dignidad política? Se le olvida que Juanito está allí, peleando lo suyo, porque es el resultado de una conspiración del peor estilo de Andrés Manuel para seguir medrando a la ciudadanía de Iztapalapa, una burda y sucia maniobra, donde Ebrard es cómplice y ahora quiere resolverlo pidiendo alto nivel intelectual y decencia y dejando que sus “perros” acaben con Juanito.

Pero vayamos al obligado botón de muestra, que para mí es la delegación donde habito desde hace más de treinta años: Tlalpan. Allí, por ahora, está un señor Higinio Chávez, auténtico rufián, que hace negocios turbios y pisotea ciudadanos con ostentación y cinismo. Su escolaridad es mínima (no terminó la primaria), su coeficiente intelectual bajísimo, penoso, y sus méritos políticos nulos. Llegó al elevado cargo, como la mayoría de los perredistas, a través de maniobras casi zoológicas, y a causa de sus relaciones con otros que habían logrado escalar la pirámide del poder: su amigo Guillermo Sánchez Torres, a quien en este mismo diario he denunciado por sus pillerías, trampas y mentiras. Dijo, por ejemplo, que era ecologista cuando todos en Tlalpan lo vemos como depredador de árboles en beneficio propio. Nunca acabó con los conciertos de rock nocturnos que mucho dañaban el Bosque de Tlalpan y quiso poner una pista de hielo con idénticos fines. Los vecinos lo impidieron, pero ahora él dice que gracias a sus gestiones (contra él mismo, imagino) el deterioro del bosque fue detenido.

Higinio Chávez trata, rodeado de auténticos hampones que bien conocemos los tlalpenses, no de gobernar sino de hacer negocios, como una gasolinera que va en contra de los vecinos de la zona. El que sea iletrado no le quita lo listo, abusado, diríamos los mexicanos y el hombre hace dinero apresuradamente, como tantos perredistas, por si pierden la ciudad o al menos Tlalpan, fuente de prosperidad de unas cuantas familias vinculadas a la mafia que nos gobierna desde hace más de una década. La sucia biografía de cada uno de los colaboradores de Higinio no es secreta, sino evidente. Algunos hasta alardean sus fortunas y éxitos. Cinismo y falsedad son normas claves.

¿Estos son los delegados en que piensa Marcelo Ebrard, quien presume de ser egresado de una escuela de alto nivel? No acabo de entender a la nueva izquierda, integrada por inescrupulosos que sólo buscan dinero y poder, no el bienestar de la gente. Permítanme acabar diciendo con claridad que en Tlalpan estamos jodidos. Y felicitar a Marcelo por sus buenos deseos, es obvio que no conoce a sus delegados o algo peor, su moral está en los mismos niveles de sordidez